Divismo. Palabra manchada donde las haya. La gente la tiene en la punta de la lengua y llaman divo al que exige calidad. El motivo de esta entrada del blog no es precisamente un acto de divismo echado en cara, sinó más bien una reflexión que hice mientras iba en moto a toda leche (respetando las normas, que ya somos adultos) a buscar unas cuantas DIs al local de ensayo, mientras mi compañero de grupo montaba él solo el escenario, a destiempo y asediado por la mirada de desgana de los técnicos de la sala. Íbamos fuera de horario y claro, la tensión surge cuando los grupos quieren sonar bien pero los técnicos quieren llenarse el estómago. Que ojo, estan en su pleno derecho.... Aunque entonces yo me acuerdo de que, cuando en mi trabajo me piden tener algo listo para el día siguiente y es urgente, pues no se duerme... Ya se dormirá mañana... Entonces... ¿Quien es el divo aquí? ¿El músico? Yo más bien diria que el técnico, que quiere cobrar el alquiler de la sala sin trabajar mucho...
Sucedió el pasado viernes, dia en que actuamos con nuestra banda en una sala de reciente apertura en Barcelona. Éramos bastantes bandas y, como sucede siempre, todo se retrasa. Es algo que debe tenerse planificado a nivel de gestión de sala, más que nada porque es IMPOSIBLE que todo vaya bien cuando se coordina a más de 20 personas con vidas y horarios diferentes. Se nos dijo que no haríamos prueba, sinó que enchufaríamos y listos, y nos negamos a actuar. ¿Es mucho pedir sonar bien? Estamos hablando de música, ¿no? Hasta donde mi percepción alcanza, la música se transmite ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE a través del sonido, por lo que digo yo... si yo me dedico al transpote escolar con autobuses, éstos tendran que tener las ruedas infladas, ¿no? Así que si yo me dedico a hacer música... la cosa tendrá que sonar en condiciones, ¿no? Pues parece ser que no, que parece ser que lo de tocar en un grupo es para echar la noche y hacerse unas copas, que es igual como suene, que total, "siempre suena fuerte", "sois muchos y es imposible", "lo importante es pasarlo bien", "nadie lo ha notado". ¡Pues que carajo, claro que es para pasarlo bien, para echar unas copas y que poca gente lo nota, pero no por eso debe marginarse la calidad!
Sigamos con la historia. Tras esto, y pese a haber enviado el rider técnico a la sala con los requerimientos técnicos, estos no estaban cubiertos el día del concierto y tuve que volar por la Ronda Litoral hacia Badalona para conseguir, en apenas 20 minutos, lo que los encargados de la sala no habían conseguido tener disponible con 7 días de ventaja. Yo a eso le llamo... ¿incompetencia?
Bien, mientras iba en la moto a cubrir la ineficacia de otros, me surgían todas estas dudas contradictorias y procedía al cambio de mentalidad, al punto de inflexión en mi vida y en mi faceta de músico. Mi profesor de producción musical, grandísimo donde los haya, me dijo en su día que el músico se margina por defecto, y que el sistema se aprovecha de ello. ¡Cuánta razón tenia! No, no está bien no poder probar sonido. Y no está bien que, cobrandome el abusivo alquiler de sala que me cobras, no seas capaz de tener las 3 DIs que te pedí en el rider técnico y me digas que intente meter mis seis canales de audio por 3 DIs. ¿Pero que mierda de servicio de alquiler de sala es éste? ¿Que negocio tan mal llevado es éste? ¡Por favor!
Ahora los divos ya no son los músicos, que exigimos tener nuestros 20 minutos de prueba de sonido y todo a nuestra disposición. Ahora, con lo que se cobra por alquilar una sala, con el abuso que supone y el desembolso económico, los divos son los encargados y los técnicos que no comprenden el esfuerzo económico y personal que hay detrás de esa llamada donde decimos "queremos la sala para el dia X por la noche, os pagaremos por adelantado". Creo que no tienen ni idea de lo que hay detrás de esa decisión. Como antaño hacía el músico con las clausulas ridículas ("yo no toco si no hay cerveza Moritz en la nevera del backstage"), ahora son ellos los que se escudan tras ridículas excusas para no mover un dedo ("es que sois muchos, y esto no estava previsto, y se nos hace tarde y tenemos hambre"). Porque sí, son excusas baratas, porque teníais toda la información por adelantado y sabíais lo que sucedería, porque por eso sois profesionales del sector y teneis la experiencia necesaria para salir airosos de una noche de concierto cualquiera en una ciudad como Barcelona. ¿O no? Porque entonces, no os dediquéis a vender un servicio que no sois capaces de cumplir.
Y el que piense que todo esto es por 3 DIs, es que no ha sabido leer entre líneas. Se debe ser flexible y colaborar con las salas, pero existen límites, y uno de ellos lo marca el precio. Puedo tolerar que mis muebles de IKEA se estropeen, porque es lo que hay y si lo he comprado en IKEA, pues me la juego. Pero lo que no puedo tolerar es que alguien que en el fondo es IKEA me venda sus muebles como si fuera Muebles La Fábrica. Ahí se ha superado el límite.
Desde aquí animo a todos los músicos de todos los sitios que lean esto y esten de acuerdo a que actúen en consequencia y que exigan la calidad que el abusivo precio de los alquileres de salas
presupone. Es por el bien colectivo; no os automarginéis.
lunes, 3 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario