jueves, 4 de diciembre de 2008

Mercury Rev - Snowflake Midnight (09/2008)


Fué gracias a la reciente visita de Mercury Rev a Barcelona que pude descubrir el impresionante y excelente último trabajo del grupo norteamericano. Los había escuchado anteriormente, y durante este mes he hecho un intensivo de su discografía, pero debo decir que Snowflake Midnight supera, desde mi punto de vista, todos sus trabajos anteriores. Es un disco maduro, intenso, que no te cansas de escuchar. Con una sonoridad más cuidada, más efectista, más actual, los pasajes siguen siendo experimentales, densos, marca de la casa, pero tienen un toque propio, nuevo, que no hemos escuchado en anteriores trabajos de la banda.


Para empezar, uno de los mejores cortos del disco: Snowflake in a hot world. Con una cadencia rítmica de tempo elevado, pero suenta lenta. Ese gran contraste hace del tema un crescendo constante, con unos sonidos electrónicos muy bien programados, y unos pianos infiintos que me sorprenden gratamente porque se componen de los mismos presets impensables con los que un servidor procesa los pianos en su banda, Bearlin. Destacar también Senses are on fire, una de las canciones más comerciales del disco, pero con la esencia Mercury Rev en ella. El fluir del disco siguie bien con otra obra de arte: People are so unpredictable. A partir de ahí, y durante un par de canciones, el disco se vuelve más denso y oscuro, pero vuelve de nuevo la genialidad en Dream of a young girl as a flower. De nuevo aprovechando el recurso del tema inicial del disco: tempo rápido, pero sentimiento lento. Una obra de arte.


Para finalizar, Faraway from cars y A squirrel and I (...) dejan un buen sabor de boca ideal para volver a darle al play del reproductor e iniciar de nuevo la enésima escucha de un disco que no cansa, y que se puede escuchar de muchas formas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Mercury Rev (Espacio Movistar, 27/11/2008)


Últimamente estoy dado a asistir conciertos medio a ciegas, pero con una idea general del artista en cuestión. Esta vez no tenía perdón, porque no conocer en detalle a Mercury Rev es delito, para alguien melómano como yo. La banda de Jonhatan Donahue presentaba su directo en el Espacio Movistar de Barcelona, ayer 27 de noviembre de 2008, ante un aforo medio lleno, pero sobretodo un aforo que sabía que iba a presenciar un directo de intensidad, de paisajes sonoros, y no de marcha y pasarlo bien como premisas básicas El grupo telonero, de Oklahoma, lo hizo muy bien, pese a que la gente estaba fría y les costó conectar. Su música, que bebe de la épica y la experimentación, supo crear el ambiente perfecto para la actuación de Mercury Rev. Desgraciadamente, no recuerdo el nombre del grupo telonero. Pero lo recomiendo.

Y finalmente empezó el show de Rev. Primero nos prepararon con unas proyecciones con motivos musicales al sonido de Cocteau Twins. Caráculas de disco emblemáticos, fotografias de conciertos, vídeos de entrevistas y de programas... un resumen de la cultura pop rock independiente de los últimos 30 años. Una preparación perfecta para que la banda entrara arrasando, como hicieron, con el primer tema, que fué toda una declaración de intenciones. Soy neófito en Mercury Rev, por lo que no puedo deciros el título del tema. Pero os puedo asegurar que, dentro de un mes, cuando adquiera toda su música (no especifico el modo como la adquiriré), sabré al dedillo los nombres de todos los temas, porque el concierto, pese a algun pequeño bajón temporal, no paró de fluir todo el rato. El sonido fué todo lo bueno que un directo de media sala permite y la interpretación mesiánica, teatral y estudiada de la banda hizo que los ambientes, los paisajes sonoros, el shoegaze, el pop que salía de las manos y la mente de Mercury Rev conectaran y nos trasladaran a otro sitio.


El concierto acabó con la bailable Senses are on fire, tras una hora y media de directo. Para mí, la noche de ayer fué un hallazgo. Sabía que existían y que eran importantes, pero ayer entendí el por qué. Totalmente recomendables, pero cuidado: te tiene que ir el rollo.

martes, 7 de octubre de 2008

New rave

Surge una nueva etiqueta en el panorama musical. Parecía que no cabían más: pues sí, almenos una nueva cabe. Se trata de la new rave, la manera de denominar a una nueva tendencia de la música electrónica tocada e interpretada por bandas (bateria, bajo, guitarra, teclados, etc...), en vez de programada por productores o artistas puramente electrónicos.

Esta en apogeo en Londres, Manchester, y toda la Inglaterra que en su día vivió la new wave tras importarla de Estados Unidos. Esta vez, por eso, el movimiento lo inician ellos. Y en él se embarcan grupos como The Black Ghosts, Klaxons, Shitdisco, Simian Mobile Disco, The Whip, Bono Must Die, Hot Chip... y un sinfín más.

Su sonido es muy característico: ritmos acelerados, sonido 80s, bitcrusher (sonido lo-fi sin abusar), teclados de emulación analógica, ácidos, bajos a octavas, ritmos matemáticos y punk: un poco de actitud canalla. Gamberrismo sonoro. Ideal para ser pinchado en las pistas de baile y para ser escuchado también.
El nombre de new rave surge de la idea para la que se crea esta música y que realmente se transmite: es ideal para raves. Es una idea surgida de las mentes pensantes de la revista NME británica. Algunos de los grupos etiquetados como tal incluso reniegan de su clasificación, pero el poder mediático gana y a día de hoy es fácil identificar a una banda como nu rave (la otra acepción del término).

Así que presentada está. Os invitamos a surfear la web y escuchar a los máximos exponentes de esta "nueva tendencia" creada por NME.

lunes, 21 de julio de 2008

Divide y vencerás... ¡aunque mal nos sepa!

Debo decir que, pese a mi edad, escucho más música de cuando nací que actual. El sistema me ha ganado... Siempre ha sido así y creo que lo será por un tiempo, porque no hay manera de escuchar ideas frescas... Vale, si: navego por MySpace, leo alguna que otra publicación vendida de tendencias, miro algun que otro fanzine "independiente" y siempre voy a parar a lo mismo, como quien dice. ¿Es que no hay propuestas nuevas? No es que no las haya, es que nos encontramos ante un alud de revival junto con una sobrepoblación de nuevos artistas que, pese a que me parece bien (porque así puedo ver en directo artistas que creía nunca podría), decía que pese a que me parece bien, no me permite concentrarme en las nuevas propuestas. Porque si el 50% de una revista o el programa de televisión lo pueden pagar las viejas glorias (pognamos, 10 artistas de reconocida fama mundial), el otro 50% de revista se lo tienen que repartir y costear aproximadamente (pongamos) 1000 artistas emergentes... Porque no nos llevemos a engaño, para acabar de funcionar debes ir a golpe de talonario. Aquí vemos el problema, ¿no?

Buena música siempre ha existido y existirá. En un mundo tan superpoblado como el nuestro, siempre habrá alguien o un grupo de gente haciendo un arte especial, único. Generalmente, ese arte único morirá con su o sus creadores y salpicará a sus más allegados, y raramente trascendirá a nivel mundial. En el modelo de negocio musical antiguo (época dorada de las discográficas, véase años 80 y 90), toda discográfica que se preciara se hizo con un buen catálogo de artistas. Hoy en dia, en las filas de Capitol, BMG-Ariola, etc. hay un montón de grupos y artistas, muchos de ellos con una cierta edad. Y, según dicen, no se pueden permitir apostar por nuevos talentos; es más, las disqueras se estan vienendo abajo. Como que estas discográficas han desaparecido o estan en ello, ya no pueden repetir el proceso con nuevos talentos. Y como que estas discográficas han enriquecido a estos grupos, viejas glorias hoy, ahora estos artistas tienen grandes audiencias, tienen equipos y estructuras de management complejas propias, y pueden permitirse estar en los festivales, radios, etc. acaparando toda la atención mediática. Son como los grandes centros comerciales y el pequeño comercio, es exactamente lo mismo. Cualquier grupo nuevo no puede ni soñar con ello porque necesita toda la inversión económica que en su tiempo hizo (por ejemplo) Virgin con Madness para llegar a donde estan ahora. Y llegar a ser unos U2 hoy en día... creo que es un sueño imposible, porque necesita dinero, y nadie lo pone. Coldplay estan en ello, pero son de los últimos del "formato antiguo de negocio" que quedan.

Esto da paso a la democratización de la música, gracias a Internet y bla bla bla. Se dice que ahora todo se iguala y que incluso tu grupo puede tener una web más guay que la de Primal Scream, aunque no deja de ser una curiosa anécdota. Lo de que Internet permite más difusión sobre tu arte y te permite llegar a más sitios es cierto, pero tiene otra consecuencia que suele pasar desapercibida, y es que es tan cierto como que las cadenas de mails (que llegan a todo el mundo) pasan a la carpeta de SPAM o son borradas tan pronto como se ha leído el mensaje absurdo que contienen, tras pasar un buen ratito en la oficina. Esto es así porque estamos saturados de oferta. Si me dicen que el grupo tal es bueno, voy a su MySpace, lo escucho, me compro su disco o los veo en directo y, en ese lapso, he recibido otras recomendaciones que me han hecho olvidar el grupo anterior. Mientras tanto, he ido al concierto de la vieja gloria de turno que ha impedido que me gaste esos eurazos que vale la entrada en nuevas propuestas musicales, porque he preferido la vieja gloria (porque la tengo que ver y me gusta, claro, y estoy en mi pleno derecho). Antes no había más remedio que idolatrar a Beatles o a Rolling Stones; seguir a U2 o soñar con Simple Minds; poner en un pedestal a Yes o ponerlos a parir escuchando Led Zeppelin; los grupos eran los que eran, pero ahora hay cientos de miles. ¡Y eso es bueno!

Ojo, que no me quejo. Porque eso es bueno. Pero por eso mismo, la atención y la inversión se dividen en muchas más partes, tocando a menos por artista. Por lo tanto, el modelo social de la música, el esquema de promoción y difusión, la temporalidad de un grupo o artista; todo, todo esto, se reduce y se divide en la medida en que cada vez aparecen más y más artistas y es tan fácil acceder a ellos como a los grandes. Cosa que me lleva a pensar que soñar con ser U2 hoy en dia es imposible, por este simple hecho. Porque nadie va a invertir, como punto de partida (a no ser que seas hijo de Flavio Briatore), y nunca tendrás tanta gente devota a tu arte como antaño, porque seguro que tu banda gusta tanto como la banda que tiene el siguiente ID del perfil de MySpace. Pero pese a ello, cientos y cientos de grupos sueñan con hacer giras mundiales, pasar a la historia, crear un punto de inflexión... al mismo tiempo que participan en la democratización y la globalización de la música, porque se tiene que estar al día. Y no ven la incompatibilidad, porque estan anclados en el modelo antiguo, y sueñan con él, en el fondo.

Hace falta, pues, que incluso los músicos nos demos cuenta de que el modelo ha cambiado y que eso ya no volverá nunca a ser lo mismo. Se crearán mitos, pero nunca tan fuertes como los que marcaron las décadas anteriores y definieron la música. Debemos darnos cuenta que el éxito que muchos ansian es poder sobrevivir con la música; ganarte un sueldo. Un sueldo, no una millonada. Y ganártelo haciendo tu música. Si consigues eso, creo que puedes sentirte la persona más afortunada del mundo. Creo que ese es el éxito hoy en dia. Los delirios de grandeza no tienen sentido, son caducos.

lunes, 3 de marzo de 2008

Divismo

Divismo. Palabra manchada donde las haya. La gente la tiene en la punta de la lengua y llaman divo al que exige calidad. El motivo de esta entrada del blog no es precisamente un acto de divismo echado en cara, sinó más bien una reflexión que hice mientras iba en moto a toda leche (respetando las normas, que ya somos adultos) a buscar unas cuantas DIs al local de ensayo, mientras mi compañero de grupo montaba él solo el escenario, a destiempo y asediado por la mirada de desgana de los técnicos de la sala. Íbamos fuera de horario y claro, la tensión surge cuando los grupos quieren sonar bien pero los técnicos quieren llenarse el estómago. Que ojo, estan en su pleno derecho.... Aunque entonces yo me acuerdo de que, cuando en mi trabajo me piden tener algo listo para el día siguiente y es urgente, pues no se duerme... Ya se dormirá mañana... Entonces... ¿Quien es el divo aquí? ¿El músico? Yo más bien diria que el técnico, que quiere cobrar el alquiler de la sala sin trabajar mucho...


Sucedió el pasado viernes, dia en que actuamos con nuestra banda en una sala de reciente apertura en Barcelona. Éramos bastantes bandas y, como sucede siempre, todo se retrasa. Es algo que debe tenerse planificado a nivel de gestión de sala, más que nada porque es IMPOSIBLE que todo vaya bien cuando se coordina a más de 20 personas con vidas y horarios diferentes. Se nos dijo que no haríamos prueba, sinó que enchufaríamos y listos, y nos negamos a actuar. ¿Es mucho pedir sonar bien? Estamos hablando de música, ¿no? Hasta donde mi percepción alcanza, la música se transmite ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE a través del sonido, por lo que digo yo... si yo me dedico al transpote escolar con autobuses, éstos tendran que tener las ruedas infladas, ¿no? Así que si yo me dedico a hacer música... la cosa tendrá que sonar en condiciones, ¿no? Pues parece ser que no, que parece ser que lo de tocar en un grupo es para echar la noche y hacerse unas copas, que es igual como suene, que total, "siempre suena fuerte", "sois muchos y es imposible", "lo importante es pasarlo bien", "nadie lo ha notado". ¡Pues que carajo, claro que es para pasarlo bien, para echar unas copas y que poca gente lo nota, pero no por eso debe marginarse la calidad!


Sigamos con la historia. Tras esto, y pese a haber enviado el rider técnico a la sala con los requerimientos técnicos, estos no estaban cubiertos el día del concierto y tuve que volar por la Ronda Litoral hacia Badalona para conseguir, en apenas 20 minutos, lo que los encargados de la sala no habían conseguido tener disponible con 7 días de ventaja. Yo a eso le llamo... ¿incompetencia?


Bien, mientras iba en la moto a cubrir la ineficacia de otros, me surgían todas estas dudas contradictorias y procedía al cambio de mentalidad, al punto de inflexión en mi vida y en mi faceta de músico. Mi profesor de producción musical, grandísimo donde los haya, me dijo en su día que el músico se margina por defecto, y que el sistema se aprovecha de ello. ¡Cuánta razón tenia! No, no está bien no poder probar sonido. Y no está bien que, cobrandome el abusivo alquiler de sala que me cobras, no seas capaz de tener las 3 DIs que te pedí en el rider técnico y me digas que intente meter mis seis canales de audio por 3 DIs. ¿Pero que mierda de servicio de alquiler de sala es éste? ¿Que negocio tan mal llevado es éste? ¡Por favor!


Ahora los divos ya no son los músicos, que exigimos tener nuestros 20 minutos de prueba de sonido y todo a nuestra disposición. Ahora, con lo que se cobra por alquilar una sala, con el abuso que supone y el desembolso económico, los divos son los encargados y los técnicos que no comprenden el esfuerzo económico y personal que hay detrás de esa llamada donde decimos "queremos la sala para el dia X por la noche, os pagaremos por adelantado". Creo que no tienen ni idea de lo que hay detrás de esa decisión. Como antaño hacía el músico con las clausulas ridículas ("yo no toco si no hay cerveza Moritz en la nevera del backstage"), ahora son ellos los que se escudan tras ridículas excusas para no mover un dedo ("es que sois muchos, y esto no estava previsto, y se nos hace tarde y tenemos hambre"). Porque sí, son excusas baratas, porque teníais toda la información por adelantado y sabíais lo que sucedería, porque por eso sois profesionales del sector y teneis la experiencia necesaria para salir airosos de una noche de concierto cualquiera en una ciudad como Barcelona. ¿O no? Porque entonces, no os dediquéis a vender un servicio que no sois capaces de cumplir.


Y el que piense que todo esto es por 3 DIs, es que no ha sabido leer entre líneas. Se debe ser flexible y colaborar con las salas, pero existen límites, y uno de ellos lo marca el precio. Puedo tolerar que mis muebles de IKEA se estropeen, porque es lo que hay y si lo he comprado en IKEA, pues me la juego. Pero lo que no puedo tolerar es que alguien que en el fondo es IKEA me venda sus muebles como si fuera Muebles La Fábrica. Ahí se ha superado el límite.

Desde aquí animo a todos los músicos de todos los sitios que lean esto y esten de acuerdo a que actúen en consequencia y que exigan la calidad que el abusivo precio de los alquileres de salas
presupone. Es por el bien colectivo; no os automarginéis.

lunes, 31 de diciembre de 2007

Reverend and The Makers - The State Of Things

Tiene 25 años, se llama Jon McClure pero se hace llamar The Reverend, ha militado en varias bandas (junto a miembros de los actuales Arctic Monkeys, por citar algunos), pero nunca ha salido a la palestra porque se considera independiente. Va a su olla y por eso ha rechazado contratos de las grandes para firmar por Wall of Sound, un sello que le dejaba decir y hacer a voluntad. Nació en Sheffield, ciudad industrial inglesa, y ha parido uno de los mejores discos electro e indie del 2007, a mi parecer: "The State Of Things".

Habla del día a día. En sus letras afirma que te explicará como estan las cosas, cual es el auténtico estado de las cosas, aquél que no te explican en la escuela. Te explicará de qué va la vida desde el punto de vista de un joven occidental que ronda el cuarto de siglo, nacido en una mediana ciudad inglesa de tradición industrial (y también de amplia tradición musical). No se callará, porque tiene cosas que decir. Y las quiere decir, pero quiere que mientras las escuchas, bailes sin parar y que lo pases bien.

Encuentro que es un acto de sinceridad extremo, porque realmente, ¿quien dice algo hoy en dia? Las palabras suenan grandes ("el mundo esta así, el mundo esta asá, la sociedad, etc"). Ante esta visión, él simplemente explica lo que le parece mal en función de su percepción de la vida, la percepción que un joven inglés del primer mundo puede tener. Dice palabras grandes, pero no suena pedante, aunque sí adolescente a veces. Pero esa es la realidad de la mayoria de la juventud veinteañera (y treintañera) del siglo XXI: la adolescencia se prolonga.

Por eso nos habla con ironía de los detectives de butacón ("Armchair detective"), gente que necesita opinar (sea lo que sea, indistintamente de lo distante que esté de la realidad), porque si no opinas hoy en día, alguien lo hará y te dejará por debajo de él. Nos habla del campeón del mundo de pesos pesados ("Heavyweight champion of the world"), esa persona que vé pasar el tiempo en su sofá y que deja correr todos sus sueños, alienado. Habla de esas aventuras emocionales raras de la gente de hoy en día, que el cotilleo de barrio ayuda más a hacer correr la voz que no Internet ("What the milkman say"). Habla también de que no puedes apresar a tu pareja si realmente vivís en planetas diferentes ("Open your window"). De que quiero irme de vacaciones y rebentarlo todo ("18-30"), de que a veces los ex tienen sexo pese a que no se recomiende, según dicen ("Sex with the ex"), y de que no todos los tíos somos iguales, algunos nos lo curramos ("Miss Brown").

¿Curiosos temas, no? Pero no son otra cosa que los temas que puedes oír debatir horas y horas ante cervezas y bajo músicas estridentes en cualquier antro decadente en una noche cualquiera en una ciudad, a día de hoy. Nada más cerca de la realidad de la mayoría de la juventud. Existen otras realidades, pero no neguemos: el ambiente donde esta música se escucha está plagado de historias postadolescentes como las que en este disco se explican. Y se explican con la música que la gente que las sufre quiere oír.

Por eso considero que es un disco redondo. Por su acercamiento a una de las realidades existentes, y por su concreción musical. Totalmente recomendable. Ya os lo podéis bajar de Internet.

martes, 4 de diciembre de 2007

Puzzle sonoro

Creo que no hay mejor definición para el acto de mezclar una canción que decir que es como completar un puzzle sonoro. Todas las piezas estan ahí, sobre la mesa (de mezclas), más o menos enganchadas, más o menos desordenadas; cuantas piezas tengas depende de qué has grabado y cómo (una banda en directo, una producción con músicos independientes que han aportado cada uno su interpretación, etc).

Mezclar y producir una canción es hacer que ese puzzle quede, en primer lugar, completado (mezclar) y, en segundo lugar, que puedas colgarlo en la pared con un buen cristal protector (producir), para que sea digno de ver (si es que un puzzle colgado es digno de ver alguna vez...)

Se tiene que tener habilidad y buen oído pero, ante todo, se tiene que tener mucha experiencia y mucha dedicación. Hacer que encajen las piezas sonoras es una faena rutinaria hasta el punto en el que la rutina permite (cortar graves en los platos de bateria, comprimir el bajo, poner un poco de reverb, etc), pero llega un punto en que los procedimientos se agotan y, si aún no suena, es cuando empieza la odisea por encontrar ese delicado equilibrio que hace que aquello ande, que tenga ritmo, que tenga harmonia, presencia, que esté completo.

Todo el mundo puede llegar a mezclar con decencia, pero en el delicado arte de la producción destacan sólo unos pocos que son capaces de hacer que cualquier canción llegue a niveles insospechados y que respiren de alguna manera. Por eso numerosos artistas escogen a su productor musical: porque sólo ellos son capaces de hacer llegar esas canciones hasta donde quieren llevarlas. Porque la mayoria de músicos suelen ser buenos músicos, pero malos productores de su propia música (¡no así la de los demás!).

Es una gran sensación cuando alguien coge tu puzzle sonoro, ese puzzle que ya no sabías como resolver, que te llevaba de cabeza, y con unos simples movimientos de faders consigue lo que tu no has conseguido en días. Es en ese momento cuando te das cuenta de que no todo está escrito y que no todas tus canciones divagan sin definirse. Porque para tí, aquello que suena tras esos retoques claves es la mejor canción del planeta, y todo gracias a esa visión externa, esa experiencia y ese saber hacer de la persona que ocupa esa posición final en el proceso de grabación de cualquier canción.

¡La cosa marcha bien!